viernes, 5 de febrero de 2010

Immanuel Kant - Logica

Qué es la Filosofía

La filosofía es, pues, el sistema de los conocimientos filosóficos, o de los conocimientos racionales, por medio de ideas. Tal es la idea que la escuela forma de esta ciencia. Según el sentido común, es la ciencia de los últimos fines de la razón humana.

Esta idea elevada da una dignidad, es decir, un valor absoluto a la filosofía.

Y realmente es la sola ciencia que no tiene más que un valor intrínseco, y este lo da a los otros conocimientos. En fin, a pesar de esto, se pregunta siempre ¿de qué sirve el filosofar, y cuál es el fin de la [32] filosofía, aun considerando la filosofía como ciencia, según la idea de la escuela? En la significación escolástica de la palabra, filosofía no significa más que capacidad, habilidad (Geschicklichkeit); más con la significación que le da el sentido común, quiere decir también utilidad. En el primer sentido, la filosofía es una ciencia de la capacidad; en el segundo es una ciencia de la sabiduría, es la legisladora de la razón: de suerte que la filosofía es un legislador y no un artista en materias de razón. El artista en materia de razón, o el filodoxo como lo apellida Sócrates, no aspira más que a una ciencia especulativa, sin apercibirse por esto de cuanto contribuye la ciencia al fin ulterior de la razón humana: él da reglas para la aplicación de la razón a toda clase de fines arbitrarios. El filósofo práctico, el que enseña la sabiduría por medio de su doctrina y sus ejemplos, es hablando con propiedad el solo filósofo; porque la filosofía es la idea de una perfecta sabiduría, en virtud de la que conocemos el fin supremo de la razón humana. La filosofía escolástica abraza dos partes: La primera se compone de una gran suma de conocimientos racionales.

La segunda la constituye un conjunto sistemático de estos conocimientos, o sea la unión de ellos en la idea de un todo. No solamente la filosofía permite una composición sistemática tan limitada, sino que es la sola ciencia que en rigor posee un conjunto sistemático, y la que da unidad sistemática a las demás ciencias. Pero la filosofía en el sentido que le da el vulgo (in sensu cósmico), puede también llamarse una ciencia de las, máximas supremas del ejercicio de la razón, en tanto qua se ocupa por medio de máximas del principio interno de la elección sobre diferentes fines. Porque la filosofía en este último sentido, es aun la ciencia de la relación de todo conocimiento y del ejercicio de la razón, al fin último de la razón humana, como fin supremo, al cual todos están subordinados, y en el cual concurren todos para formar uno solo. El contenido de la filosofía en este sentido vulgar, da origen a las cuestiones siguientes:

1.ª ¿Qué puedo yo saber?
2.ª ¿Qué debo yo hacer?
3.ª ¿Qué se necesita esperar?
4.ª ¿Qué es el hombre?

La metafísica contesta a la primera pregunta, [34] la moral a la segunda, la religión a la tercera y la antropología a la cuarta. Pero en el fondo se podrían todos contestar, por la antropología, puesto que las tres primeras cuestiones se reducen a la última. La filosofía por consiguiente, debe poder determinar:

1.º Las fuentes del saber humano.
2.º Los límites del uso posible y útil de toda ciencia.
3.º Por último, los límites de la razón.

La última cuestión es siempre la más difícil y la más importante; sin embargo, el filodoxo no se ocupa de ella. Un filósofo debe reunir dos cualidades principales: 1.ª La cultura del talento y la capacidad para hacer servir el uno al otro, y a toda clase de fines. 2.ª La habilidad (Fertigkeit) en el empleo de todos los medios para los fines que se proponga. Estas dos cosas deben marchar unidas; porque, nunca sin conocimientos no seremos nunca filósofos; pero tampoco estos conocimientos por sí solos harían el filósofo, si la unión regular y ordenada de todos ellos y de las capacidades no vinieran [35] a formar unidad, y esta alianza fuese iluminada por los fines supremos de la humana.

En general no puede apellidarse filósofo, aquel que no puede filosofar. Por donde, no se filosofa más que por el ejercicio, y aprendiendo a usar de la propia razón. Mas, ¿cómo se debe aprender la filosofía? Todo pensador filósofo eleva, por decirlo así su propia obra sobre las ruinas de la de otro; jamás ha habido una obra de tal solidez que no pueda ser atacada en alguna de sus partes. No se puede, pues, aprender la filosofía en el fondo porque todavía no está formada. Aun admitiendo que exista realmente una, el que la aprendiera no podría llamarse filósofo, porque el conocimiento que de ella en tal caso tendría, nunca sería más que subjetivamente histórico.

Sucede, otra cosa en matemáticas en cierto modo se puede aprender esta ciencia, porque en ellas las pruebas son tan evidentes que cada cual puede convencerse de ella: así las matemáticas pueden ser consideradas, en razón de su evidencia, como una ciencia cierta y estable. El que quiera aprender a filosofar debe considerar todos los sistemas filosóficos más que como historias del ejercicio de la razón, y como [36] objetos propios para adornar un talento filosófico. El verdadero filósofo, como libre pensador, debe usar propia e independientemente de su razón y no emplearla de una manera servil. Pero no debe emplearla en forma dialéctica, es decir, en una forma que tendrá que dar a los conocimientos cierta apariencia de verdad y sabiduría que en realidad no tendrán.

Esta es una obra digna de los sofistas, incompatible con la dignidad del filósofo como poseedor y preceptor de la sabiduría. En efecto; la ciencia no tiene un valor intrínseco más que a título verdadero de órgano o expresión de la sabiduría. Mas a este título le es tan indispensable, que bien se puede decir que la sabiduría sin la ciencia es de una perfección a la cual jamás llegaríamos. El que aborrece la ciencia, pero ama además la sabiduría, se llama misólogo. La misología proviene comúnmente de falta de conocimientos científicos y de una especie de barbarie. Algunas veces caen también en la misología aquellos que al principio han corrido tras las ciencias con gran aplicación y fortuna, y, sin embargo, no han podido hallar ninguna satisfacción verdadera en su saber.

La filosofía es la sola ciencia que nos enseña a procurarnos esta satisfacción interior: ella cierra en cierto modo el círculo científico, y las ciencias reciben de ella sola, todo orden y sistema. Nosotros debemos dirigir nuestra atención, en el ejercicio de nuestro libre pensamiento o en la filosofía, más bien al método que conviene seguir en el ejercicio de la razón, que a los principios mismos que alcanzamos por medio de aquel.