martes, 19 de julio de 2011

Narrativas

He titulado este corto ensayo Narrativas para hacer unas precisiones con relación a las mismas. De ahí que, el objeto de este escrito será comprender la conceptualización que Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz ofrece en sus documentos[1].

Desde la concepción común de la sociedad, narración es contar, decir con palabras sucesos ocurridos, hacer historia desde lo oral. Ahora, con la concepción de Rodríguez, la narración es “poner en palabras algo vivido”, es decir, algo que se puede expresar, que puede ser algo sobre uno mismo o sobre otros, y que tengan un talante expresivo de significación. Veamos un ejemplo: “Paso a detallar a continuación una historia que oí contar muchas veces entre los vecinos de un barrio de Bogotá. Todo ocurre en una casa, sin misterios ni espantos, pero sí de magia y mucha imaginación”[2].

El fragmento anterior  dispone a tomar atención sobre algo que se va a contar, se va a exteriorizar porque se tiene referencia, tiene significado y sentido para quién pone a colación el asunto de una experiencia.

Seguidamente diré que he entendido por narrativa a una parte de la literatura que se encarga de establecer la categorización y la formalización de ciertos escritos que tiene por objeto contar, como en el caso de Cien años de soledad, de García Márquez, que cuenta su versión de América Latina con el símbolo de Macondo, y lo hace con su escrito que incluye su estilo propio y un tipo de literatura definida. Rodríguez me ha dado mayor claridad al inculcarme que la narrativa requiere la construcción de la narración: “Implica un grado de conciencia sobre el uso de las palabras, sobre la elaboración misma y la forma de la narración”[3], y quién lee (el narratario) debe asumir las consecuencias de la propuesta de este tipo de escrito. Por ejemplo, en las primeras líneas ya existe esa pertinencia periodística que técnicamente se utiliza  en las noticias de primera plana: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”[4].

Y ahora concluiré con lo que se entiende por narratología, que, por su término pensaré que es una disciplina literaria encargada del estudio de los géneros narrativos, son sus tendencias literarias, sus propuestas estéticas y su estilo personal, según su autor. Rodríguez Ruiz me ha dejado otros tantos conceptos. Así, existen varias teorías que dan pautas para el estudio de las narraciones, ya sean desde un enfoque estructural o interpretativo. Aquí se nombran tres perspectivas: la que toma como referente un eje sintagmático de la narración, otra que propone una perspectiva de orden lógico y otra que busca construir la gramática del relato. Con todo, el lector debe poseer las cualidades propicias para la comprensión del significado de un texto. El saber científico requiere de pares bien formados; se debe tener alguien que le entienda su lenguaje.

Respecto a la narratología, señalaré a Bajtin con su propuesta de análisis literario contemporáneo en que indica que las narrativas de ahora consideran en su estética lo carnavalezco, la intertextualidad, o tal vez la exageración. También puedo nombrar a Mario Vargas Llosa con sus estudios aplicados a algunos textos narrativos.

Con todo, concluiré diciendo que la narrativa es ejercida por el que cuenta y por el que recibe la narración; esto es, el narrador organiza la narración de modo que el narratario (quien lee o escucha la narración) es inducido a descubrir el orden íntimo y el sentido de la narración. En la narratología, el narratario indaga por el sentido  de la experiencia vivida por parte de quien narra y averigua el sentido de lo narrado; es decir,  interpreta mediante la estructura de sentido que ha extraído de un texto narrativo.
GLOSARIO COMPLEMENTARIO:
1.      La narración es poner en palabras algo vivido, presenciado, escuchado o imaginado. Es posibilidad de expresión, nos impele a esa búsqueda de contacto. La narración está presente en todos los actos de nuestra cotidianidad, ya que todos los días escuchamos historia o relatos de acontecimientos.  La narración es la expresión de la experiencia que se da en la cotidianidad.
2.      La narrativa es un ejercicio que busca y a la vez exige la atención. La narrativa es proponer un pacto de lectura o interpretación de la narración que comprometa la actividad creativa tanto del que narra como de quien lee o escucha. El lector debe descubrir el orden íntimo de su lectura.  Se debe tener una competencia narrativa, con una fuerte formación narrativa. La indagación del sentido de una narración conduce al encuentro de distintos sentidos, y esto depende de la experiencia previa del lector y su destreza de interpretación. El lector termina haciendo su propio texto.
3.      La narratología es el conjunto de estudios y métodos creados para comprender objetiva y científicamente las narraciones y asociada a la investigación del texto narrativa. Así, existen varias teorías que dan pautas para el estudio de las narraciones, ya sean desde un enfoque estructural o interpretativo. Aquí se nombran tres perspectivas: la que toma como referente un eje sintagmático de la narración, otra que propone una perspectiva de orden lógico y otra que busca construir la gramática del relato. Con todo, el lector debe poseer las cualidades propicias para la comprensión del significado de un texto. El saber científico requiere de pares bien formados; se debe tener alguien que le entienda su lenguaje.
4.      La expresión es un relato que se exterioriza con la narración. Aquí, se da la condición de identidad, al reconocerse en la historia y sentir algo que nos toca. Se puede afirmar que el narrador es aquel que logra expresar su propia subjetividad de una manera auténtica, haciendo uso de su cauce comunicativa de la narración. Toda narración tiene una tensión  entre la expresión  individual (el estilo) y la forma cultural narrativa (el cauce comunicativo). Por eso, algunos autores hablan de competencia narrativa, y es cuando aparece la expresión individual notable de quien  se expresa (produce) por medio de relatos y que, paralelamente, exige del lector la capacidad para comprender estas formas sofisticadas de comunicación.
5.      La narrativa es ejercida por el que cuenta y por el que recibe la narración; esto es, el narrador organiza la narración de modo que el narratario (quien lee o escucha la narración) es inducido a descubrir el orden íntimo y el sentido de la narración. De indagación del sentido  de la experiencia vivida por parte de quien narra y de averiguación del sentido de lo narrado; es decir, de interpretación por  quien lee o escucha.  El narrador estructura sentido y el narratario  lo extrae.



[1] Rodríguez Ruiz, Jaime Alejandro.  Para el estudio y disfrute de las narraciones. Pontificia Universidad Javeriana. Centro Universidad Abierta. Bogotá, 2004.   Este mismo documento se encuentra vía Internet, cuya dirección electrónica es :
[2] La razón práctica o la  sugestión innata. Por Luz Marina Beltrán, 2008
[3] Op. Cit. Rodríguez Ruiz. Pág. 19
[4] García Márquez, Gabriel. Crónica de una muerte anunciada. Oveja Negra. Bogotá, 1998.