viernes, 28 de marzo de 2014

POSMODERNIDAD PARA INTERÉS DE LOS JOVENES



por Eddy Tomalá


La preocupación sobre los jóvenes que se planten muchas personas, (no sólo en estos tiempos, sino siempre), es la visión de Mundo que ellos tienen. Al momento de decir: “que ellos tienen”, ya se ha polemizado una visión que consiste en considerar dos grupos, y en fragmentar la posición frente a un medio que es nuestra realidad, y parece absurdo. Esto es, posibilitar la armonía entre el “ellos” y el “nosotros”. De alguna manera se forma el caos y la armonía hasta el punto de convivir, y este punto donde convergen el ellos y el nosotros, es nuestra realidad. Vivimos en una realidad heterogénea y demasiado híbrida.

Es muy conocida esa frase que versa “en mi época los jóvenes eran diferentes”. Sin embargo, hay la posibilidad de que, quién se reconoce en dicha frase esté estancado en un mundo que no quiere reconocer, ya que las cosas han cambiado, y que las nuevas generaciones han superado cosas del pasado.

La visión que tienen los estudiantes contemporáneos es diferente a la que tenían nuestros padres cuando ellos estudiaban. Esa manifestación de la vida social se puede considerar en dos vías: una de ida, que es la de los jóvenes que han creado su mundo, ya desde muchas décadas atrás, como es la música, y con ello el rock, el metal, y en otros casos el jazz y la música protesta, la moda, el estilo, los grupos con los que se identifican, los comportamientos, y ahora más que nunca la tecnología que está al alcance de todos... La preocupación es si realmente los jóvenes son protagonistas y gestores de ese mundo. Y puede que esa creación que hacen los jóvenes no sea más que una manipulación de la que se valen ciertos medios externos para mantener los intereses de un sistema ya sea en el ámbito político o económico, como en el caso de las emisoras de radio y televisión, o grupos elitistas, con incursión al internet; o bien, simple producto del consumismo en que se encuentra nuestra sociedad. He ahí la segunda vía: la inautenticidad como resultado de lo que quieren ciertas empresas, sea el Estado o doctrinas políticas, o bien el comercio, y para tal efecto, se utilizan todos los medios posibles:

Son los medios los que han permitido la salida a la superficie de las voces de las diferentes subculturas, y por lo tanto la caída de una visión unitaria del mundo y la historia, según Vattimo. Son las tecnologías comunicativas las que han producido una sociedad de la información, y las que han colaborado en la destrucción de los metarrelatos, según Lyotard1.

La cultura, como producto de una manipulación social, muestra otro rostro de la sociedad; y sus consecuencias son múltiples. Entre tantas consecuencias, está falta de perspectiva de futuro. Y esto es aprovechado por los sistemas de dominación, por ejemplo, en Colombia, los estudiantes le tomaron mucho cariño y añoran el decreto 230 que garantizaba la promoción automática en los colegios aunque perdieran todas las materias. “El goce”, como lo llaman los estudiantes de secundaria, se contrapone al “cárter diem” del romanticismo. Ahora es, pasar el momento de nuestros jóvenes, sin compromisos, sin implicaciones, y hasta sin meditaciones. Entonces, o bien se puede llegar a tener una falsa felicidad, con máscaras que deshumanizan a la persona porque no somos otros, sino “transeuntes” viviendo el momento, lo inmediato, lo rápido. De hecho, si con la industrialización el trabajo en serie ayudó a la superproducción, la era del computador y del internet ha suscitado la fluidez. El joven quiere cosas acabadas, tenerlas, y sin mayor esfuerzo. Por otra parte:

La rutina, el marco imperativo de lo “normal”, la primacía del tener y la apariencia determinan un estilo de vida unidimensional que cifra en la posesión y el consumismo de la felicidad del hombre moderno. En el ideal del “confort” se vive sólo de las sensaciones y en la exterioridad.

Además, se vive porque sí, por la inercia de un ciclo propio de todos los seres vivientes. Si algún día se sufre o se muere, esto es parte natural de la vida normal”2

Ese es el rostro de la ciudad actual, de la realidad actual, del mundo globalizado postmoderno. Y esos son los temas que recogen las literaturas contemporáneas. Haciendo referencia a la obra “Ceremonia culta” de Germán Silva Pabón, el autor Benhur Sánchez Suarez indica algunas características de esa realidad inmediata presente en las nuevas literaturas, en donde lo híbrido es convergencia de cultura:
A través de sus páginas –de la obra Silva Pabón- deambulan los grandes pensadores de la modernidad y los menores vivientes de la cotidianidad con sus discernimientos; los grandes artistas de la vanguardia, los músicos y los filósofos de la feudalidad y la modernidad con los pequeños serenateros, los pobres y los abyectos, los ricos y los sublimes; la existencia en un instante de toda la cultura, el presente y el pasado, desde los grandes paradigmas hasta los pequeños creadores del folclor popular, desde la invención de términos hasta la larga enumeración barroca que configura una descripción; es una orgía de sonidos, historias, cuentos, anécdotas, acciones mínimas o apocalípticas a través de las cuales Santiago, llamado the swap, se fija en la memoria del lector. El homo ludens que apuesta en 155 apretadas páginas por el hoy: el hombre posmoderno3.

Esa realidad, en que convergen el “ellos” y el “nosotros”, es nuestra realidad.

1 POSMODERNISMO Y MEDIOS DE COMUNICACION. Por: Ricardo Diviani. En: http://www.comminit.com/la/node/150534
2 Rodríguez Albarracín, Eudoro. Introducción al filosofar. Bogotá, USTA. 1997. Pág: 42.
3 Boletín Cultural y Bibliogáfico. Número 37. Volumen XXXI - 1994 - editado en 1996