miércoles, 20 de enero de 2010

EL SER VISTO EN LA REALIDAD DEL HOMBRE COLOMBIANO.

(Contextualizado para el año 2004)
Hemos oído una voz que estremece a las naciones del mundo. Se ha dicho que en “la era de Bush el mundo está más seguro”. ¡¿A qué seguridad se refiere?, ¿a la de ellos, los del imperio del norte?, ¿a la de las naciones pobres víctimas del comercio y la política exterior?. ¿A una paz impuesta por las armas consecuencia del miedo y del terror?. La seguridad del hombre implica el hombre mismo. Su existencia y su ser, su finalidad. La existencia es lo que existe, es lo que es, es lo que hay en el mundo. Así lo entendió desde un principio el filósofo griego Aristóteles: el hombre es una de las cosas que existe. Como las demás cosas que existen, el hombre posee dos elementos distintivos: la forma y la materia. La forma (el alma), entendida desde el pensamiento aristotélico comprende aquello que hace que la cosa sea lo que es, lo que le da unidad y sentido. La materia (el cuerpo) es aquello con que está hecho algo. (La forma y la materia pueden ser sustanciales, lo cual reconoce lo metafísico como parte constitutiva del ser). Desde estas concepciones aristotélicas hemos de considerar el problema del hombre en su cotidianidad. El ser humano, es decir, el hombre (tanto varón y mujer) está propenso a construirse a sí mismo, a hacer de él su propio ser. El se hace así mismo (la forma que lo constituye) mientras va generando su realidad. Esa forma esencial del Ser la que habla Aristóteles es el constructo del hombre; mientras que para Xavier Zubiri el hombre está constituido de una parte física y otra psíquica que hacen de él una unidad. ¿Cómo es posible que el hombre realice su forma, edifique su Ser?, ¿qué es el Ser?, ¿qué es el Ser en el hombre y cómo entender el hombre en cuanto Ser?. Desde Aristóteles se puede considerar el Ser desde tres estructuras: en cuanto Ser en general, en cuanto substancia y en cuanto realización. Aquí se retoma la existencia; y el hombre existe porque está en el mundo; de él se puede predicar, además que es móvil como todos los seres. Como existencia, el hombre es un sistema abierto por cuanto se apropia de su realidad para “hacer”, es decir para actuar dinámicamente. Ese hacer le da facultad al hombre para transformar su realidad, tal como lo concibe Zubiri. Como es un sistema abierto que inter actúa con su medio y consigo mismo, también está dado a transformar o construir su realidad, es decir su existencia. Según el filósofo español: “El hombre para ser hombre debe apropiarse de posibilidades reales, esto quiere decir que según se haya apropiado de unas y no de otras se irá formando una personalidad diferente. Un hombre va formando en cada acto de volución su propia figura de personalidad”. Sin las partes constitutivas, lo físico y lo psíquico, el hombre no puede Ser. El hombre pierde parte de su constitución de Ser cuando se daña, deteriora o se altera su entorno (la realidad de suyo, la suidad, según Zubiri). Por otra parte, de la voluntad, el empeño que ponga para construirse es como el hombre llega a Ser, y esto en relación abierta con su medio; por tanto, lo que afecte al medio también lo afecta a él. En el pensamiento de Santo Tomás de Aquino encontramos que el hombre puede alcanzar su bien, que equivale a su Ser en plenitud, gracias a su misma libertad y su voluntad. Si carece del bien pierde parte de su perfección, es decir, su tendencia a Ser hombre, a construirse en lo humano. Si el hombre tiene todas sus necesidades básicas satisfechas, esto es su bien o parte de su bien, es cuando alcanza el equilibrio en su constitución de Ser. El bien para el hombre requiere de un entorno de necesidades satisfactorias. Si carece de ellas el bien del hombre se altera; entonces, se halla una imperfección o menos perfección que no permite que el hombre llegue a formar su Ser. Por voluntad y libertad el hombre dirige sus actos en busca del bien, y sea esto en lo material como parte de su necesidad de hombre, de Ser existente. En cuanto a la parte psíquica, si la siente afectada, el hombre sufre alteración en sus notas constitutivas. La pensadora Adela Cortina hace un aporte interesante, que bien puede considerarse en este aspecto, al afirmar que “la razón pierde su brújula si se aleja del sentimiento, dolor, compasión, etc. Una razón menguada no da lugar al sueño de emancipación ni al ansia de felicidad”. Cabe retomar el concepto de forma, que para el aristotelismo tiene que ver con la esencia, lo que hace que algo sea y no otra cosa a lo que es. El hombre es psiquis y fisique, forma y materia; y la alteración en una de sus partes lo llevan a la negación de su ser (Marx). Aristóteles entendió que la actividad suprema del hombre consiste en el conocimiento al que se llega por los sentidos en un primer momento, y luego en formar conceptos del mundo inteligible para luego aplicarlos a cada caso individual. Como Adela Cortina, el pensador colombiano Daniel Herrera coincide en que el sentimiento también es racional y por tanto es posible formular conocimiento desde él. Por tanto, si la actividad suprema del hombre es el conocimiento, el sentir también es propio de la actividad suprema del hombre, y esto en noción de sentimiento. Ahora bien, el hombre en Colombia es un Ser reprimido confinado a lo que llaman “diario vivir” donde siente, experimenta y se relaciona abierta y dinámicamente con su realidad. Luego se halla en búsqueda de su propio constructo y bien, que lo hacen Ser. Pero debido al nivel económico en que se encuentra es encerrado en una estratificación que lo categoriza. Un ejemplo de ello son las personas desplazadas por la violencia quienes viven en condiciones de desigualdad y constantes cambios o alteraciones al perder los estándares básicos para su vivir, para su existencia, que en este caso son sus bienes materiales, además de ser obligados a asumir un entorno que no es el suyo. Aquí es donde se afecta la parte psíquica y física del hombre. Por otra parte, en la realidad colombiana se encuentra una estratificación del hombre dependiendo de su monto de ingresos o capital, lo cual repercute en la educación ya que a los pobres los educan para ser pobres y a los ricos para ser ricos (pensar como pobres o como ricos). También hay que considerar el caso de la violencia en Colombia. Por medio de los referentes históricos sabemos que a la crueldad política contra nuestro pueblo muchos campesinos crearon grupos armados que después terminaron por afectar a nuestra misma gente que ahora sufre por la injusticia de la guerra. Adela Cortinas dice que el hombre crea su propio mal, su propio infierno y luego se queja de lo que sucede a raíz de ello; por eso, ella propone que se debe insistir en la comunicación y el diálogo para que el hombre construya una humanidad más idónea a la que sepa respetar. No se puede hablar del Ser del hombre en general cuando unos destruyen lo que otros construyen. Cierto es que hay algo substancial que hace a todos los hombres iguales. No obstante, hay que reconocer que todo aquello que hace que el Ser sea se aplica también al hombre, y si él carece de alguna de sus notas constitutivas pierde su integridad, su dignidad. En otras palabras, se atenta contra su existencia. ¿Cómo hacer que el hombre mantenga su forma y su materia firmemente constituidas?. ¿Qué hacer para que no se altere su parte física y psíquica y el hombre sea?. Daniel Herrera concluye que la humanidad y la realidad son responsabilidad de aquellos que están conscientes de la situación; y coloca al pensador como el indicado para señalar, mostrar e indicar la ruta por la que hay que seguir: “El filósofo, el pensador es ante todo funcionario de la humanidad que debe asumirse no como oficio ni profesión sino como vocación”. “La situación del hombre en Latinoamérica también nos coloca a nosotros frente a nuestra responsabilidad social”, esto es que el hombre sea. Finalizaremos nuestra reflexión retomando el punto de partida: ¿El mundo es más seguro?, ¿el hombre está seguro?. Hay que construir el hombre con miras en su finalidad tal como lo dijo Jesús: “Que el hombre viva, y viva en abundancia”-